Ayer, en nuestro Ciclo de Conferencias “Altiplano Unido por el Agua” donde hablamos sobre “El agua que te da la vida no crece del grifo. El ciclo integral del agua en pueblos y ciudades”, contamos con 27 participantes.
Como ponentes tuvimos a Luis Babiano, Gerente de AEOPAS, Nuria Hernández-Mora, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, y Ales Hernández Lizárraga, técnico de proyectos de depuración extensiva.
Luis Babiano fue el encargado de iniciar esta sesión con su ponencia “Retos de la gestión pública del agua” y empezó explicando el binomio “Agua – Derecho Humano”, muy bien aceptado a nivel teórico, pero no tanto a nivel práctico. Babiano, nos presentó una cronología de la lucha por el agua pública desde finales del siglo XX hasta hoy. En España, el debate del agua pública ha girado en tres ejes fundamentales: mínimo vital, compromiso medioambiental y rendición de cuentas y participación ciudadana. Además, debemos tener en cuenta que nuestro país es, tras Francia, el de mayor privatización del agua dentro de la UE. El agua sigue siendo pública, pero la gestión corresponde a un agente privado a cambio de un “canon concesional”, utilizados muchas veces por los ayuntamientos para paliar su situación financiera.
Esta tendencia a la privatización se está dando paralela a una desinversión en las infraestructuras del agua que aumenta las pérdidas y repercute a la ciudadanía. No existen planes estratégicos y hay un gran desconocimiento sobre la procedencia de la gestión del agua. Durante la pandemia, se han evitado los cortes, pero esto, relacionado con la función vital del agua y su caracterización como derecho humano básico, no se va a mantener. “Vivimos en un sistema especulativo que no es adecuado para la gestión en un contexto de emergencia sanitaria.”
Nuria Hernández-Mora, continuó después con su exposición sobre “La gestión de las sequías en las pequeñas y medianas poblaciones”.
Nuria explicó las diferencias entre “sequía”, “escasez” y “riesgo por sequía”. La sequía es un fenómeno natural y la escasez es un desequilibrio entre oferta y demanda. No podemos eliminar el riesgo por sequía, pero sí gestionar y reducir la vulnerabilidad y magnitud de su impacto. Hasta el año 2000 la gestión de sequías actuaba cuando ésta se producía incluyendo a veces obras de emergencia que no siguieron en su momento los pertinentes trámites necesarios durante el período de planificación hidrológica y que en muchas ocasiones han provocado conflictividad social que llega a nuestros días. Sin embargo, a finales del siglo pasado, se empezó a trabajar la gestión de riesgos, trabajar en la prevención. El punto de inflexión fue el Plan Hidrológico Nacional, que obligaba a planificar e identificar los riesgos a las Demarcaciones Hidrográficas en el ámbito de sus correspondientes Planes Hidrológicos y exigía elaborar planes de emergencia a los sistemas de abastecimiento que atendieran poblaciones de más de 20.000 habitantes.
Un plan de sequía lo que hace es prever y hacer un seguimiento de la evolución de los indicadores seleccionados (relacionados con la disponibilidad de agua en cada momento), y establecer las actuaciones pertinentes.
El Altiplano de Granada, está en una zona de escasez. Y aunque por tamaño, solo 398 municipios en España están obligados a hacer “planes de sequía”, municipios pequeños como los nuestros son especialmente vulnerables, debido muchas veces al desconocimiento existente del sistema de abastecimiento y las fuentes de captación. Por eso, la Fundación Nueva Cultura del Agua, elaboró con otros profesionales y asociaciones el proyecto “SeGuía”, para reforzar las capacidades de pequeños municipios, comprobando en su implantación que la realización del propio diagnóstico y conocimiento de su propio sistema ya resultaba un elemento sustancial de prevención del riesgo y detección de vulnerabilidades.
El último turno fue para Ales Hernández con su ponencia “Depuración en las pequeñas poblaciones, un objetivo por cumplir”.
Ales sostiene que la depuración es imprescindible para garantizar la salud de las personas y proteger el medio ambiente. Según la directiva de la UE, todas las aglomeraciones urbanas de menos de 2.000 habitantes deberían disponer de un tratamiento adecuado antes de 2006.
En el Altiplano de Granada, 6 núcleos de población concentran el 72% de los habitantes, lo que da idea de la dispersión y la dificultad que puede tener la instalación de determinadas infraestructuras.
La competencia de la depuración recae sobre Ayuntamientos. Y aunque en ocasiones las Comunidades Autónomas, el Estado o Fondos Europeos se hacen cargo de invertir en las infraestructuras, es importante recordar que el coste de mantenimiento no lo asumen las administraciones superiores, sino que es el Ayuntamiento o consorcio quien debe hacerse cargo de su funcionamiento, lo que puede suponer un problema de sobrecostes corrientes si no se ha tenido en cuenta.
En nuestras comarcas hay algunos municipios sin Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) y, de los que tienen, muchas necesitan mejoras. Y no sabemos si las pedanías están conectadas a esas depuradoras. Los datos generales indican que en las pequeñas poblaciones, el 50% de los habitantes no están conectados a ningún sistema de depuración. Para corregir esto se han hecho programas autonómicos de inversión y muchos municipios se han visto obligados a gestionar depuradoras diseñadas por otras instituciones que han resultado inadecuadas o de coste demasiado elevado, lo que ha provocado que en algunos casos no se hayan puesto en funcionamiento o que no realicen adecuadamente la depuración.
Así pues, es importante elegir un sistema de depuración apropiado. Entre las principales características están: bajos costes, bajo o nulo consumo energético, mantenimiento sencillo e integración ambiental. Muchas de estas características las cumple la depuración extensiva, que puede ser la opción más viable para pequeñas poblaciones que disponen de terreno suficiente.
Nuestra próxima cita: mañana jueves 18 con la conferencia “El agua que da la vida fluye”, de Abel La Calle Marcos, profesor de la Universidad de Almería y Presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua.